Las nubes y la luna, todos somos unos lunáticos: Cómo la presión atmosférica y otros factores naturales influyen en nuestro estado de ánimo
17 de Octubre de 2025

Tiempo de Otoño. Las hojas caen cambiando la paleta de colores del paisaje, llegan los días nublados y húmedos, y con ello, esa sensación generalizada de tanto el cuerpo como el estado de ánimo, pesan más de lo habitual. Lo cierto es que no es una simple impresión: los cambios de presión atmosférica, la humedad o la falta de luz pueden influir en la energía vital, el descanso y la regulación emocional. Comprender esta conexión entre cuerpo, mente y entorno, forma parte del trabajo psicológico, ya que no podemos tomar la salud mental como algo encapsulado y aislado del todo, y el todo es exactamente eso, el TODO: mente, cuerpo, natura, astros…Éstos conversan en una especie de diálogo complejo, pero armónico.


Cuando la presión atmosférica desciende o el cielo se mantiene cubierto durante varios días, el organismo responde. Cuando el cuerpo percibe cambios bruscos en el entorno, el sistema nervioso simpático se activa: el corazón late más deprisa, la respiración se acelera y el organismo se prepara para la acción, como si necesitara huir, aunque no haya ningún peligro real. Hay una disminución de la serotonina , asociada al bienestar y un aumento de la melatonina, que regula el sueño. Por eso, en determinados momentos del año, es normal sentirse más cansado, disperso o emocionalmente sensible. El resultado es una sensación de menor energía, dispersión mental y mayor sensibilidad emocional durante estos periodos. En psicoterapia, aprender a reconocer estos ritmos ayuda a cuidar el equilibrio interno y a respetar los tiempos del cuerpo, algo que en los tiempos que vivimos escasea. 


También las fases de la luna influyen, en menor o mayor medida, en nuestros ritmos biológicos. Durante la luna llena o plenilunio, la mayor luminosidad nocturna puede alterar el sueño o aumentar la inquietud; en la luna nueva, la oscuridad invita al descanso y a la introspección. Más allá de los datos científicos, la luna nos recuerda que somos seres cíclicos: que nuestro cuerpo y nuestra psique responden al entorno, igual que las mareas a los movimientos del cielo.


Desde la mirada del psicólogo clínico, y del psicoanálisis en particular,  escuchar el cuerpo y sus reacciones ante los cambios atmosféricos es un modo de autoconocimiento. El trabajo terapéutico invita a mirar estos movimientos con curiosidad y sin juicio: no para controlar lo que sentimos, sino para entender qué nos pide el cuerpo cuando el cielo cambia, cuando él paisaje cambia.


Como curiosidad histórica y simbólica, ¿sabías que la carta de La Luna en el Tarot (que se remonta a los juegos de cartas del S. XV en Italia) habla de lo oculto, de nuestro inconsciente, de aquello que la luna ilumina en la noche? 


¿Te atreves a dejar que la naturaleza ilumine tu inconsciente?


Vanesa — Psicóloga psicoanalista en Molina de Segura

Consulta de psicología especializada en acompañamiento emocional y procesos de autoconocimiento.

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