Tiempo de Otoño. Las hojas caen cambiando la paleta de colores del paisaje, llegan los días nublados y húmedos, y con ello, esa sensación generalizada de tanto el cuerpo como el estado de ánimo, pesan más de lo habitual. Lo cierto es que no es una simple impresión: los cambios de presión atmosférica, la humedad o la falta de luz pueden influir en la energía vital, el descanso y la regulación emocional. Comprender esta conexión entre cuerpo, mente y entorno, forma parte del trabajo psicológico, ya que no podemos tomar la salud mental como algo encapsulado y aislado del todo, y el todo es exactamente eso, el TODO: mente, cuerpo, natura, astros…Éstos conversan en una especie de diálogo complejo, pero armónico.
Cuando la presión atmosférica desciende o el cielo se mantiene cubierto durante varios días, el organismo responde. Cuando el cuerpo percibe cambios bruscos en el entorno, el sistema nervioso simpático se activa: el corazón late más deprisa, la respiración se acelera y el organismo se prepara para la acción, como si necesitara huir, aunque no haya ningún peligro real. Hay una disminución de la serotonina , asociada al bienestar y un aumento de la melatonina, que regula el sueño. Por eso, en determinados momentos del año, es normal sentirse más cansado, disperso o emocionalmente sensible. El resultado es una sensación de menor energía, dispersión mental y mayor sensibilidad emocional durante estos periodos. En psicoterapia, aprender a reconocer estos ritmos ayuda a cuidar el equilibrio interno y a respetar los tiempos del cuerpo, algo que en los tiempos que vivimos escasea.
También las fases de la luna influyen, en menor o mayor medida, en nuestros ritmos biológicos. Durante la luna llena o plenilunio, la mayor luminosidad nocturna puede alterar el sueño o aumentar la inquietud; en la luna nueva, la oscuridad invita al descanso y a la introspección. Más allá de los datos científicos, la luna nos recuerda que somos seres cíclicos: que nuestro cuerpo y nuestra psique responden al entorno, igual que las mareas a los movimientos del cielo.
Desde la mirada del psicólogo clínico, y del psicoanálisis en particular, escuchar el cuerpo y sus reacciones ante los cambios atmosféricos es un modo de autoconocimiento. El trabajo terapéutico invita a mirar estos movimientos con curiosidad y sin juicio: no para controlar lo que sentimos, sino para entender qué nos pide el cuerpo cuando el cielo cambia, cuando él paisaje cambia.
Como curiosidad histórica y simbólica, ¿sabías que la carta de La Luna en el Tarot (que se remonta a los juegos de cartas del S. XV en Italia) habla de lo oculto, de nuestro inconsciente, de aquello que la luna ilumina en la noche?
¿Te atreves a dejar que la naturaleza ilumine tu inconsciente?
Vanesa — Psicóloga psicoanalista en Molina de Segura
Consulta de psicología especializada en acompañamiento emocional y procesos de autoconocimiento.
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