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Cada persona, un camino único

No existen dos sujetos iguales, por lo que no puede existir un mismo tratamiento para todos.

En el proceso terapéutico, la singularidad de cada persona es el punto de partida: su historia, su forma de sentir, su manera de habitar el mundo.

Desde esta perspectiva, el camino será siempre único, construido entre paciente y terapeuta.


El deseo de conocerse

Aunque muchas personas llegan a consulta por un motivo concreto —una crisis, un conflicto, una pérdida—, cada vez son más quienes acuden movidos por el deseo de conocerse, de comprender sus raíces y su modo de estar en el mundo.

Trabajar sobre uno mismo a nivel psicológico es tan importante como cuidar el cuerpo, pues la salud mental y la salud física están profundamente vinculadas.

Un malestar no atendido puede manifestarse en el cuerpo, en forma de síntomas o enfermedades sin causa aparente.


Motivos frecuentes de consulta


  • Ansiedad y estrés prolongados.
  • Pensamientos obsesivos y actitudes compulsivas que perturban la vida del sujeto.
  • Dificultades emocionales en la vida de pareja.
  • Trastornos de la sexualidad.
  • Apoyo en las pautas educativas de los hijos.
  • Duelos prolongados (muerte de un ser querido, separación, enfermedad incurable u otro tipo de pérdidas).
  • Psicosis (esquizofrenia, autismo…).
  • Trastornos psicosomáticos (factores psicológicos con influencia en el estado físico).
  • Enfermedades orgánicas que producen desajuste emocional.
  • Psicología perinatal (embarazo, parto y posparto).
  • Angustia ante la muerte.
  • Otros.


Un espacio de escucha y transformación

Cada proceso terapéutico es un espacio de escucha, respeto y transformación, donde poder elaborar el sufrimiento y abrir nuevas formas de estar en la vida.

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