Algo más que "Pesesín"
15 de Julio de 2017

A todos o a casi todos nos ha llegado la noticia de “Pesesín”, un pez que dejó una chica de 16 años en la entrada del edificio para que sus vecinos lo cuidasen mientras estaba de vacaciones, ya que le era imposible llevárselo.

La historia se ha vuelto viral en poco más de un día, ¿por qué?

Creo firmemente que todos, incluso aquellos más ariscos o con una sensibilidad menos palpable, necesitamos creer, tener esperanza. Andamos en un mundo cada vez más individualista, en el que creemos que nos van a engañar, que tal o cual tiene segundas intenciones, que sólo piensan en lo suyo, y con ello justificamos nuestro propio individualismo, nuestro ir a lo nuestro, nuestra desconfianza… lo cierto es que nos guste o no, formamos parte de eso a lo que también tememos, porque el miedo atrae el miedo, el aislamiento y la soledad.

Nos ha conmocionado por que nos ha maravillado la idea de que un grupo de vecinos, sin quererlo ni beberlo, se haya encontrado con un animalito y con un dueño detrás pidiendo ayuda y colaboración, y lo hayan hecho, así sin más y con muy buena intención. Molestándose en hacerlo bien, dejando constancia de cambios de agua, compra de comida etc.

Esa chica, Yurena, que con 16 años ya no es una niña, aún confía, aún piensa que cuando alguna cosa resulta difícil para ella, en colaboración con otros puede ser extremadamente sencilla, porque cree en ellos, quizá más que ellos mismos. Ha creído que todo puede ser más fácil, sin dobles intenciones, sin engaños, sin miedos, sólo mirando hacia adelante. Y lo ha conseguido, lo ha deseado tan fuerte que ha surgido sin más.

Con esto me gustaría destacar no sólo lo bonito de la historia, sino el hecho de que si nos ha enganchado tanto, si nos ha removido algo por ahí adentro, es porque también nosotros ansiamos eso. Porque queremos creer en la gente, no tener miedo y confiar un poquito más. Hay una infinidad de cosas que para algunos pueden ser nimiedades, cosas muy fáciles de conseguir o alcanzar, mientras que para otros pueden suponer un mundo, sin embargo ahí nos quedamos solos y aislados con nuestros recursos personales y materiales y en un mundo con un alto índice de depresión.

¿Qué sentido tiene vivir mirándose el ombligo por si levanto la vista y algo no es como pensaba o no me gusta, si ello supone perderse un universo de maravillas por descubrir?  A nosotros mismos ya nos tenemos y nos tendremos hasta que desaparezcamos, podemos elegir entre estar siempre solos por miedo a que nos hagan daño, o enriquecernos de los otros, enriquecerlos a ellos, aprender, descubrir y sentir de verdad, aunque alguno nos defraude y nos haga sentir solos en algún momento. Al menos en este último caso, pasado el duelo, descubriremos que no lo estamos.


Vanesa López - Psicología Sanitaria y Jurídica Murcia

Psicólogo clínico Murcia

Publicado en www.lacronicadelpajarito.es


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